-Si tú no le importas a nadie, entonces que nadie te importe.
Y bajo el brillante sol rodeada de árboles, ensordecida por los insectos y seca por la sed, éste le pareció un excelente consejo. Maddy no necesitaba a nadie. Podría vivir sola en el monte, y nada le importaría.
A la luz del día, Maddy pensó esto y muchas otras cosas dramáticas. En la oscuridad de la noche, sin embargo, se retorcía de miedo. No quería dejar de ser cariñosa ni que dejaran de serlo con ella. No quería pasar toda su vida avanzando en la dirección más oscura, fría y solitaria. Entonces se preguntaba: ¿cómo se construye una felicidad sólida a partir de algo tan importante, tan complicado, tan irrepetible y tan frágil como una vida?
cuanto más leo más presente tengo la duda de cuánto pesaría una "felicidad sólida", siendo, en principio, un oximorón.
ResponderEliminartambién se me ocurre que una felicidad sólida se parecería a un gato (o eso querríamos): independiente, autosuficiente; una felicidad que está ahí cuando la buscamos, pero que no estorba cuando. que no la extrañamos porque siempre la tenemos cerca, pero también sabemos buscarla. una felicidad que se alimenta por sí misma, pero por la cual hacemos también una parte, para la que dejamos comida. o como la planta de rayuela y el platito de agua.
tampoco me quejaría de tener sus pelos encima como no me quejo de los pelos de mis gatos.