Los niños nunca deberíamos ir a la cama, cuando despertamos somos un día más mayores.
lunes, 12 de diciembre de 2011
Mi abuela decía que todos nacemos con una caja de fósforos en nuestro interior, pero no los podemos encender solos.
Necesitamos oxígeno y ayuda de una vela. Sólo que en este caso el oxígeno tiene que provenir, por ejemplo, del aliento de la persona amada. La vela puede ser cualquier tipo de alimento, música, caricia, palabra, sonido, que haga disparar el detonador y así encender uno de los fósforos. Claro que también hay que poner mucho cuidado en ir encendiéndolos uno a uno. Porque si por una emoción muy fuerte se llegan a encender todos de un solo golpe, producen un resplandor tan fuerte que ilumina más allá de lo que podemos ver normalmente y entonces ante nuestros ojos aparece un túnel esplendoroso que nos muestra el camino que olvidamos al momento de nacer y que nos llama a reencontrar nuestro perdido origen divino. El alma desea reintegrarse al lugar de donde proviene, dejando al cuerpo inerte...
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