Cuando crezca seré un prodigioso carpintero, un hombre poderoso de mirada serena con cuerpo de niña curiosa y atenta. Colmaré mi antojo y construiré para mí mismo mis propias muñecas, sólo con mis dedos lijaré su piel, para que guardemos la resina fresca.
Me enamoraré de una buena costurera, una mujer diestra, una buena mujer; con cuerpo de niño y manos bien dispuestas. Yo la amaré y la protegeré de todo el terror de la naturaleza, ella me amará y coserá para mí, los mejores vestidos para mis muñecas.
Ella será sabia y sabrá sonreír cuando le griten "niño costurera"; dirá que nada importa si estamos enteros. Niño costurera y niña carpintero.
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