domingo, 22 de julio de 2012

Queremos ver, directamente con nuestros propios ojos, el interior de la otra habitación. Queremos hacer conjeturas respecto a lo que aquello significa sobre bases más concretas. De modo que decidimos trasladarnos al otro lado de la pantalla. Una vez resueltos a hacerlo, no es difícil. Basta con separarnos de nuestro cuerpo, dejar atrás la sustancia, convertirnos en un punto de vista conceptual desprovisto de masa. De esta forma podremos atravesar cualquier pared. Podremos salvar cualquier abismo, el mundo se deforma muchísimo, se quiebra, se desmorona, desaparece durante unos instantes. Todo se convierte en un polvo fino e inmaculado que se esparce por doquier Después el mundo vuelve a reconstruirse. Una nueva esencia nos rodea. Todo ha ocurrido en un abrir y cerrar de ojos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

invitados están a comentar...